Las imágenes lo decían todo: la asambleísta fue acosada por los medios, objeto de todos los avatares, de aquellos reporteros que van en manada detrás de un objetivo y no necesariamente de la verdad o para descubrir la realidad.

Eso que decía Ryszard Kapuscinski con mucha sabiduría tiene más vigencia: periodismo de manada. Y para colmo con un solo objetivo: contribuir a la felicidad de la oposición para que no exista Ley de Comunicación. ¿No fue Ecuavisa y su reportero congresil quien instituyó la idea de que tres asambleístas del Prian se juntaban a la votación a favor de la ley por la sola especulación, manipulando imágenes y frases sueltas?

El propio Kapuscinski  lo enfatizó muchas veces: “En el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento, tienes también la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos solo la descripción, sin ninguna conexión o referencia al contexto histórico”. 

Pero acá no, no se trata de explicar solo de formar parte de esa “gran corriente” que invade cierta prensa comercial para hacerse eco de la militancia de sus jefes y corporaciones.

Resulta paradójico que mientras el presidente de la UNP anda por los medios reclamando libertad para el ejercicio periodístico, a la asambleísta Guillermina Cruz la acosen para que no ejerza la suya. Lo mismo hicieron con Tomás Zevallos cuando llegó tarde. No pudieron con María Augusta Calle porque saben de su carácter y firmeza.

Si alguien pudiera hacer un examen real y académico del comportamiento de nuestra prensa “libre e independiente” en estos días no solo que comprobaríamos su precariedad, sino -y ante todo- su militancia disciplinada con la oposición, no con la crítica de la que tanto hablan y poco ejercen. Pero como los gremios y las corporaciones están en campaña, no necesariamente electoral porque no les ha hecho falta, no veremos una sola autocrítica, solo aplausos y regocijos de los periodistas de manada.