Después de 50 años bajo el miedo del terrorismo y el narcotráfico, para la prensa de Colombia parece sencillo lanzar una noticia sin la debida verificación o mostrar un video en el cual aparecen tres ecuatorianos encadenados y con un candado muy cerca del cuello.
Esas prácticas humillantes no son comunes en nuestra prensa, pública o privada, que se rige bajo conceptos éticos muy claros. ¿Qué necesidad tenía la cadena RCN de mostrar a los dos periodistas y a un conductor de diario El Comercio abrazados y encadenados por sus secuestradores? Además del morbo, no había ninguna necesidad, ni profesional ni periodística, de mostrar lo que hacen las bandas que operan en la frontera y que humillan a sus víctimas.
Somos una sociedad que respeta los derechos y los valores humanos, por eso nos sumamos a las condenas por el uso sensacionalista de un video, y esperamos que el sentido común encuentre una solución para terminar con el secuestro y los ataques a la soberanía nacional.
Debemos confiar en el mensaje oficial que garantiza la seguridad de los tres compatriotas que fueron capturados en Mataje, un pequeño pueblo que ha sufrido el acoso de grupos delincuenciales que pretenden actuar ahí impunemente. El Comité de Crisis, integrado por representantes de los ministerios que tienen que ver con la seguridad, está activado y permanece en contacto con los familiares de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra.
Es probable que la negociación con los narcoterroristas demore, pero lo más importante es preservar la vida de los secuestrados.
Esos grupos están golpeados porque el Gobierno, a través de sus fuerzas de defensa, ha afectado sus estructuras después que pasaron algunos años en los que actuaron sin control. Los hemos desarticulado e impedido el paso de precursores químicos hacia el lado colombiano desde nuestro territorio, resumió el ministro César Navas.
Un negocio ilegal de por lo menos $ 600 millones ha sido desbaratado. Eso explica la reacción violenta con atentados, como el de ayer, que pretendió destruir un puente en Quinindé. (O)
