Este diario publicó el viernes una denuncia gráfica: un vehículo municipal (con sellos y todo) elevaba su canasta para colocar publicidad a favor de una candidata socialcristiana a la Asamblea Nacional, donde también había una imagen del alcalde Jaime Nebot, en las calles 24 y Chambers.
Sobre lo publicado no se ha dicho ni pío. Parece ser que hay unos candidatos y unas autoridades que sí merecen toda la fiscalización, que el Estado se reduce al Ejecutivo y no a los gobiernos autónomos descentralizados. Ahí no aparece la voracidad de la prensa y menos de los candidatos ansiosos de protagonismo. Ahí, además, desaparece el concepto de poder con el cual algunos analistas y periodistas se hacen todas las teorías “revolucionarias”.
No importa quién sea ni de dónde vengan los recursos, pero está prohibido usar el aparato estatal (que incluye a los municipios) para apoyar o participar en las campañas electorales. ¿No fueron los mismos policías municipales guayaquileños los que acudieron a cerrar centrales políticas de otras organizaciones, adversas a la del partido del alcalde de esta ciudad? ¿Cómo van con fuerza y agresividad a atacar y no son capaces de reprimir a quienes usando bienes públicos colocan afiches y banderas del PSC?
Esperemos que esto no se repita ni se convierta en motivo de revanchismo político por denunciarlo, como ya ha pasado en otras ocasiones. No estamos para ofender a nadie por cometer infracciones electorales, para eso están los jueces y las autoridades. Nuestra labor periodística tampoco es el “denuncismo” como la única función del periodismo, pero cuando se revela, con imágenes, un delito, las propias autoridades del Municipio de Guayaquil, en primer lugar, deben tomar las medidas necesarias y urgentes.