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Al parecer los incendios cesarán. Y de paso hay que explicar, investigar e informar adecuadamente si solo fueron producto de un verano intenso o, además, por la acción de un grupo o de personas con malas intenciones, con propósitos oscuros. De ser esto último, no será motivo de sorpresa que en los próximos meses ocurra otra clase de “accidentes” para generar zozobra y hasta desestabilización. No olvidemos que entramos en campaña electoral y hay grupos “expertos” en eso, que saben de estrategias y elaborar escenarios. Esos grupos y “personalidades” hasta dicen tener ahora un sistema informático para controlar el proceso electoral.
Y como pasaremos del verano y sus incendios al invierno y sus efectos, también hay que estar preparados para eso. Por un lado, los organismos especializados, los municipios y juntas parroquiales deben -desde ya- informar sobre medidas de prevención y acciones concretas para paliar esos efectos. No se trata de escandalizar y menos de generar escenarios dramáticos, únicamente corresponde una pedagogía social, una campaña informativa y unas cuantas obras puntuales.
De hecho, también corresponde una labor ciudadana, comunitaria y participativa. Hay personas y hasta medios que se encantan con echarle la culpa de todo al Estado (en el que se incluyen los gobiernos locales) aunque sean ellos mismos quienes botan basura, no limpian sus áreas privadas y luego sufren las consecuencias. Por ello, es importante que los medios que actúan en absoluta sintonía con la oposición para distorsionar la opinión pública asuman eso que dicen defender: la responsabilidad social. Solo así harían verdadera comunicación ciudadana y podrían atenuar los efectos del invierno. Y también hay que pedir a escuelas, colegios y universidades que participen de esto. Una buena campaña de alerta y prevención ahoga toda queja posterior.