Pruebas al canto: miles de estudiantes de las universidades cerradas y de las de baja calidad no han podido rendir exitosamente sus exámenes, tras el Plan de Contingencia. A ello se une el bajo rendimiento de los estudiantes secundarios en las pruebas para ingresar a facultades de Medicina y/o Pedagogía. Y con ello se ha demostrado, con las cifras y los hechos, dolorosos pero reales, que  la crisis de la educación que arrastra el Ecuador -desde hace más de dos décadas- es de absoluta responsabilidad de un sistema que priorizó lo privado bajo un concepto mercantilista de la educación.

Por eso, como lo han dicho varias autoridades, empezando por el Presidente de la República, el “salvataje” a la educación no puede desmayar, mucho menos atenuarse por las presiones políticas de grupos proselitistas que ahora quieren organizar marchas y desmanes para potenciar sus candidaturas para la Asamblea Nacional y la Presidencia de la República.

Todos sabemos quiénes son los responsables de esta crisis, que no empieza solo por un gremio de maestros que devastó con la calidad, sino con gobiernos y ministros que cedieron ante la voracidad de los empresarios de la educación y a las demandas gremiales por encima de generaciones de estudiantes que, a la postre, pagaron los platos rotos.

Y frente a la gravedad del problema ahora emergen los “salvadores” de lo que ellos causaron. Para eso cuentan con candidatos a la Presidencia y un aparataje propagandístico que no puede desmentir las cifras que están a la mano.
Si hace falta una revisión total, como ya se lo ha hecho, pero con un fuerte énfasis en el desarrollo acelerado de la educación de calidad, no hay que ceder un milímetro en eso. Claro, la cosecha solo se verá en las próximas generaciones, quizá en 10 o 20 años, y entonces habrá otros comentarios.