El excomandante Salvador Sánchez es un demócrata revolucionario que asume la presidencia de su país con absoluta vocación pacífica. Constituye ya el quinto guerrillero latinoamericano que llega a la presidencia de un país, así como hay otros tantos en alcaldías y puestos políticos de relevancia.
Por más campaña difamatoria, estos personajes han colocado agendas a favor de la democracia y de la justicia social.
Por eso es un gran reto para Sánchez consolidar el proceso de paz en su país, avanzar en la disminución de la violencia callejera y también reducir la pobreza. Junto a El Salvador, Centroamérica consolida un proceso integrador con dificultades y retos. Y seguramente Sánchez lo estimulará con su programa de gobierno revolucionario.
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