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Decenas de líderes y organizaciones políticas del mundo se reúnen en Quito. Y en las primeras intervenciones en las mesas de debate hay un elemento común: todo lo avanzado (en lo económico, social y político) en estas décadas no se puede ni debe perder. Es evidente que hay un momento tenso, por lo menos en América Latina, por la arremetida de algunos grupos neoconservadores y por lo que se ha denominado el ‘Nuevo Plan Cóndor’.
Pero más allá de eso hay dos asuntos de fondo: la paz es el valor y el capital más valioso, y sobre esa base hay que mejorar la democracia; y no se debe dejar pasar ninguna forma o modo de menoscabar el desarrollo político sobre la base de una supuesta recuperación del mercado y las libertades. El mundo vive una crisis política de las hegemonías tradicionales y, por lo mismo, es la ocasión propicia para desatar la mayor reflexión de lo que le conviene a nuestros pueblos para su bienestar pleno.
Por ejemplo, pensar con mucha solvencia política si un verdadero pacto ético puede articular a todas las fuerzas políticas para acabar con ese mal crónico llamado paraísos fiscales. (O)