Frente a la situación crítica y humanitaria, el Plan Retorno, del actual Gobierno, dio muchas facilidades para que los migrantes que deseaban regresar a Ecuador lo hicieran en el menor tiempo y sin costo significativo. Los resultados han sido bastante buenos: más de 10 mil menajes de casa se han traído al país sin pagar impuestos.

Sin embargo, la corrupción no cesa. Y no es que en la Secretaría Nacional del Migrante se haya presentado, se dio por parte de más de 200 personas que se acogieron al plan y abusaron de él. Lo hicieron vendiendo las cosas traídas al país sin pagar impuestos. Esa fue y seguirá siendo la única condición para acogerse a ese beneficio.

Según ha informado este diario en dos entregas de la Unidad de Investigación, en ese delito han caído personas que introdujeron al país autos de lujo y son de ingresos económicos o posición social solventes. Eso quiere decir que ni siquiera lo hicieron por necesidad, porque tuvieran que afrontar gastos significativos, como le ocurre a un migrante de escasos recursos. En la práctica lo hacen por puro lucro o ambición económica.

Por eso es muy importante destacar el tema, pues, cuando se habla de corrupción, desde esos medios encantados con buscarla solo en el sector público, ocultan, silencian y hasta son cómplices de lo que hacen los privados. Como ya se ha dicho -incluso para la corrupción en el sector público-, para que haya un corrupto, debe haber un corruptor.

En este caso del Plan Retorno fueron los beneficiados de él los que se aprovecharon del Estado para sacar una tajada económica y sumar unos dólares más a sus finanzas. Lo triste es que por estas personas inescrupulosas se afectan otras que requieren esos beneficios, pues los controles se ponen más estrictos y alargan los plazos para su ejecución.

De todos modos, es evidente que el cambio de mentalidad es urgente porque casos como estos reflejan lo mucho que falta por hacer para acabar con la corrupción en todos los frentes.