Por lo general, en condiciones de extrema pobreza los ancianos representan un peso para las familias que apenas tienen para el sustento diario. Hombres y mujeres que durante años entregaron todo su esfuerzo, intelectual y físico, tienen que vivir sus últimos años dependiendo económicamente de algún familiar. Eso ocurre con las personas que no tuvieron la oportunidad en su vida productiva de una afiliación a la seguridad social y por lo tanto no gozan de una pensión. Muy poco se hacía para superar esa realidad. Hoy el Ministerio de Inclusión Económica y Social ya cuenta con una estadística y el Gobierno Nacional ayudará a ese sector con bonos, que le permitan un sustento para los últimos años de sus vidas.

Durante el feriado por el Día del Trabajo, el Presidente de la República acudió, junto con todas las autoridades del sector social, a un encuentro con personas de la tercera edad en el Comité del Pueblo, norte de Quito. Y esas personas no son una simple estadística, tienen nombre, como, por ejemplo, Fausto Paredes (91 años), Rafael Chiscued (87), María Morales (78) y María Rosario Vélez (66). Moreno entregó ayudas técnicas, colchones antiescaras, andadores, sillas de rueda. “No quedará un solo viejecito en estado de indefensión sin tener su bono y sin apoyo, todos serán atendidos, no importa cuánto cueste”.

Isabel Maldonado, secretaria técnica del Plan Toda una Vida, explicó que Mis Mejores Años se propone otorgar servicios de cuidados médicos, mejoramiento de viviendas, bonos variables de entre $ 50 y $ 100 y que todo esto se encuentra financiado. El Plan Toda una Vida se enfoca en varios ejes fundamentales: la misión Las Manuelas tiene que ver con la atención integral de las personas con discapacidad; la misión Ternura busca el bienestar de las personas desde la gestación hasta los primeros cinco años de vida; Mis Mejores Años tiene un enfoque de envejecimiento activo y saludable y el Impulso Joven está dirigido a generar oportunidades de educación y empleo entre los 18 y 29 años de edad. (O)