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Los campesinos colombianos ahora sienten el peso de lo que muchos ya anticiparon: la firma de un tratado de libre comercio con EE.UU. solo iba a beneficiar a este último país.
Desde la lógica comercial tradicional, la hegemonía económica estadounidense se sostiene bajo el esquema de los tratados de libre comercio. Allá sí hay subsidios para sus campesinos.
En Colombia, en cambio, solo funciona la “libre competencia”. Paradójico e insultante: mientras los agricultores se lanzan al paro durante una semana, ciertas élites se frotan las manos porque ya no hace falta visa para viajar a Europa, México o EE.UU.
Los campesinos colombianos no necesitan viajar a esos países y continentes, sino que sus campos produzcan y se les pague lo que corresponde a su trabajo.