La protesta de quienes están a favor de mantener bajo tierra el petróleo se desfigura. Primero, porque participan actores políticos con evidentes afanes electorales. Segundo, porque no hace falta ir con garrotes, palos o cadenas, encapuchados ni ostentar agresividad.
En contraste, a la Policía se la observa sin bombas lacrimógenas ni armas de fuego. Según lo visto y los testimonios, lo que hacen los gendarmes es defenderse de los ataques. ¿Debían dejarse golpear? Los medios privados y comerciales han aprovechado la ocasión a su modo, sin considerar rigor profesional ni evidencias.
Una forma de aupar la violencia es favorecer la mentira y el escándalo. Aparentemente, el pacifismo no es virtud de esos “ecologistas” ni de los medios que -tal parece- confunden lo que es informar objetivamente con opinar visceralmente en redes sociales.