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Una vez que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han entregado su arsenal a las Naciones Unidas se abre un nuevo escenario para el vecino del norte y la región.
Las autoridades colombianas temen que el vacío dejado por la guerrilla en la selva sea ocupado por el crimen organizado.
Ahí tiene un trabajo importante el Estado para llegar a cada pueblo y comunidad con servicios e institucionalidad.
Los carteles del narcotráfico que operan desde México estarán muy interesados en controlar determinadas áreas, por eso Ecuador también necesita afrontar el nuevo escenario.
La vigilancia en la frontera, por costosa que sea, debe mantenerse. No se puede permitir que el territorio nacional sea usado por estas bandas porque eso afectaría la seguridad ciudadana que tanto ha mejorado en los últimos años.