Pues sí, dada la cantidad de dinero que se negocia a diario y la expectativa de miles de jóvenes por salir de la pobreza y de otros por alcanzar la fama. Una grave denuncia del consejero Xavier Burbano, del Consejo de Participación Ciudadana, ratifica lo que ya se ha publicado en este diario: ciertos grupos trafican con las personas para inscribir jugadores con menos edad de la real, contratan con la anuencia de sus padres por sumas y condiciones nada claras, y por esa vía aspiran a obtener el mayor provecho económico, no solo del jugador, sino también de las instituciones de fútbol.

Si todo lo que denuncia el consejero es cierto, hay graves y complejas responsabilidades compartidas entre clubes, familiares y hasta la propia Federación Ecuatoriana de Fútbol. Y si eso es así, estamos ante un tema que va más allá de lo deportivo. De hecho, el gran negocio del balompié parecería que da lugar a delitos de este tipo, y otros más. Por tanto, se requieren más controles y aplicar la ley con todo rigor, sin discriminación alguna. No solo el fútbol está en juego, sino -además- el futuro de los jóvenes jugadores. (O)