El Telégrafo
Ecuador / Sábado, 23 de Agosto de 2025

El interés colectivo siempre es prioritario

Ha sido una larga espera. Un extenso sector de Manabí venía exigiendo, desde hace cuarenta  años,  la construcción de una obra que la libere de las inundaciones invernales y de las sequías.

Esta demanda, de muy larga data, permitió la concepción del  proyecto multipropósito  Chone, que tiene como objetivo rescatar a la urbe  de calamidades naturales, pero también  dotarla de agua potable y de riego en las zonas productivas del norte de la provincia.

Se calcula que no menos de 17.000   familias se beneficiarán de esta obra, cuya construcción está  avanzada en un 35%. El pequeño porcentaje y las demoras no fueron  a causa de  problemas  contractuales, tampoco a la  falta de voluntad política o la escasez de recursos, sino debido a un ciudadano que se resistía a dejar sus tierras, ubicadas justo en el lugar donde se construirá la represa.

Una vez que las tierras de esa persona  fueron declaradas de utilidad pública, el Estado  le depositó  180.000  dólares,  que era el valor que le correspondía recibir. Sus hijos le pidieron  que salga de allí, pero no obtuvieron respuesta.

Todos comprendemos lo difícil que debe ser abandonar un sitio que ha sido  hogar de varias generaciones; sin embargo,  el interés común  de un amplio grupo humano  siempre terminará  anteponiéndose a los intereses particulares.

En un país democrático, soberano y equitativo, los derechos constitucionales están garantizados y nadie puede oponerse o evitar   que a  esta, o a cualquier otra  persona, les sean  reconocidos. El Presidente de la República así   lo ha ratificado y las autoridades respectivas  han cumplido con todo lo que determina la ley. Por ello nunca se presentó una denuncia en este sentido y, una vez agotadas  las peticiones y cursadas las advertencias que el caso ameritaba, se produjo el operativo de desalojo, que fue pacífico y estuvo supervisado por la Cruz Roja.

La inserción de todas las regiones del país al siglo XXI requiere el sacrificio de todos los ecuatorianos, así como de  los manabitas, para que Chone deje de inundarse en cada invierno.