Es un problema complejo, del cual poco nos ocupamos como sociedad. No pagar las pensiones alimenticias ya parecería normal. De hecho, hay un asunto ‘cultural’ que se intentó resolver con la nueva normativa penal, pero que no ha sido suficiente para afrontarlo integralmente. El año pasado, cerca de un millar de personas fueron detenidas por esta falta. Y casi todas salieron de la prisión sin pagar la pensión y, por tanto, el problema se complica.

Si las medidas sugeridas desde el Gobierno tienen un efecto positivo, habrá que también pensar y proponer una pedagogía social para los actuales y futuros padres y madres. Todos sabemos el impacto en la vida de un menor si crece sin cubrir sus necesidades básicas porque no cuenta con las obligaciones económicas del padre o la madre, según sea el caso.

Son varios los estudios sobre este asunto y lo que menos hacemos socialmente es abordarlo como un drama colectivo, sobre todo porque las madres jóvenes, en particular, lo afrontan dejando de estudiar, obligadas a trabajar en condiciones precarias. Por eso hace falta urgentemente una solución integral. (O)