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Israel parece ser la única nación que no ve con buenos ojos la propuesta iraní de un desarme mundial. El presidente Hasan Rohani llamó a su homólogo israelí a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear para poner bajo control internacional todas las armas que posee aquel país.
Es más, ha dicho que “ninguna nación debe tener armas nucleares”. Y con ello señala una ruta para el debate político a partir de poner en el otro lado (en aquellas naciones y gobiernos que poseyendo armamento nuclear piden al resto -incluso bajo amenaza de intervención- que lo desechen) la causa del problema de fondo.
Con este tema y el conflicto en Siria, Israel y EE.UU. han recibido un duro tropiezo en ese afán de ser quienes imponen las reglas para el resto, sin asumirlas casa adentro.