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Tras la marcha de una central sindical es de esperar que ahora afloren las propuestas para afrontar el tema del empleo por encima de los gritos y los reclamos. La reforma laboral aprobada el jueves pasado da una respuesta puntual y temporal a una situación crítica, producto de factores externos. Por lo mismo, debe ser entendida más allá de cualquier consideración de orden proselitista. Y si va por esa vía, se debe considerar aportes sensatos, reales y pragmáticos. Los líderes tienen ahí una enorme responsabilidad. No porque ahora tengan un escenario preelectoral se pueden extralimitar por fuera de la realidad o de las condiciones concretas de la economía nacional y mundial. Lo importante es afrontar los retos económicos para favorecer a los trabajadores y no a una plataforma proselitista que ya sabemos a dónde apunta y a quién beneficia. Solo el tiempo nos dirá hasta dónde la reforma laboral tuvo el impacto positivo previsto. Nadie tiene la varita mágica, pero sería positivo tener aportes en vez de solo quejas; soluciones y no protestas. (O)