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La primera alerta sobre lo vulnerable que puede resultar una encuesta ocurrió en 1996, cuando la mayoría de empresas que se dedican a ese oficio daba como ganador a Jaime Nebot. Apenas una, la que más se aproximó, otorgaba un empate técnico, pero ninguna se atrevió a señalar que quien ganaría esas elecciones sería Abdalá Bucaram. Además de esas encuestas ya se había inventado el exit poll o conteo rápido a boca de urna.
En esos mismos comicios, uno de los canales de televisión fue cauto y se abstuvo de anunciar públicamente el resultado porque la votación era muy reñida; ese medio televisivo prefirió esperar los escrutinios oficiales e hizo lo que cualquier manual de buenas prácticas periodísticas hace: difundir una noticia confirmada y verificada con base en los datos reales de la autoridad electoral. Pero esa buena práctica no siempre se cumple, lamentablemente.
La tecnología ayuda a mejorar los pronósticos, las probabilidades, pero nada se compara con los votos oficiales. El Consejo Nacional Electoral (CNE), la máxima autoridad en esta materia, prefirió adelantarse a lo que pudiera ocurrir en la consulta popular del 4 de febrero. A todas las empresas que se registren para efectuar los conteos rápidos de votos les puso un margen de error de 3% como máximo o 3% mínimo, una cifra estadísticamente aceptable para no entrar en confusiones.
Evitar una conmoción social es lo que quiere la autoridad electoral. La presidenta del CNE, Nubia Villacís, instó a que la información que difundan las empresas sea matemáticamente prolija y responsable. Con esto el organismo electoral se reserva el derecho a presentar acciones legales en caso de que no se cumpla esta exigencia estadística.
Las encuestadoras reaccionaron a esta medida, que consideran amenazadora, porque va en contra del principio de la inocencia. Las reglas del juego están trazadas, las empresas conocen las exigencias, cuentan con la tecnología y con la seriedad que requiere este sistema, por eso el pedido de más precisión no debería ser un obstáculo para que cumplan con su trabajo. (O)