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Como si los tiempos no hubiesen colocado otros pilares sobre las relaciones internacionales. O como si en una arrebato de neocolonialismo volviésemos a colocar al mundo sobre un solo eje.
Así se entiende la decisión de un tribunal especial estadounidense para la Vigilancia de Inteligencia Extranjera que renovó la autorización de las agencias de seguridad para que recopilen datos telefónicos de usuarios fuera de EE.UU. ¿La comunidad internacional va a permanecer callada?
¿Ningún organismo de las naciones va a protestar y pedir mayor respeto a las soberanías y a la autodeterminación de los pueblos? Por ahora parece que EE.UU. está predestinado a aislarse del resto del mundo por la absoluta convicción de autoproclamarse pesquisas del planeta.