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El pasado 23 de enero, el presidente de México pronunció una frase que retumbó en el espectro político de su país, mostrando un falso punto medio con un interlocutor que, de lo que se ve, ni conoce ni se siente cómodo en el terreno de las medias tintas.
“Ni confrontación ni sumisión con Trump”, dijo Enrique Peña Nieto. Dos días después obtuvo la respuesta de Donald Trump, presidente de EE.UU., no con otra declaración, sino con una decisión: dio el okey para construir un muro en la frontera con el país azteca.
Mientras esto ocurría entre México y Washington, en República Dominicana se concretó la V Cumbre de la Celac, donde los líderes latinoamericanos se citaron para hablar de los temas comunes, entre ellos, la migración.
Así, los parámetros están fijados y la cancha está marcada. La potencia rica del norte privilegia su “América para los americanos”, en tanto que América Latina debe hacer lo suyo: repensar y responder en la nueva realidad, donde el proteccionismo fanático empieza a ser la nueva moneda de oro. (O)