El informe sobre la situación de los derechos humanos en la región, elaborado por EE.UU., no solo que refuerza su pretendida hegemonía en todo, como si fuese el paradigma de todo lo que el mundo debería hacer. Jamás aceptaría un informe ecuatoriano sobre lo que ocurre con las minorías étnicas, la violación a los derechos de los presos en Guantánamo y la persecución a inmigrantes.
Y si se lo hiciera, saldrían a decir que son soberanos y autónomos. Algo sí está claro: se trata de un informe con absoluta intencionalidad política e ideológica, con un objetivo concreto: desprestigiar a países y gobiernos que no se alinean con Washington en sus políticas expansionistas, intervencionistas y violatorias de acuerdos internacionales y resoluciones de las Naciones Unidas.