Publicidad
La noticia de que seis alumnos de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol) desarrollaron una aplicación tecnológica (app) que contribuirá con la limpieza del mar de la basura plástica, que aumenta en sus aguas, resulta alentadora.
La app fue bautizada Re Ocean y su labor consiste en recopilar información del trabajo de una embarcación limpiadora no tripulada cuya ambiciosa meta -prevén sus impulsores- será extraer 20.000 toneladas de desechos al año.
La idea representará al país el próximo año en un concurso auspiciado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y, según los jóvenes inventores han recibido muestras de interés de personas que podrían invertir en el proyecto.
No es el único aporte ecuatoriano a la lucha contra la contaminación ambiental y, en especial, a la que producen los desperdicios de plástico en los océanos, un elemento que afecta severamente a las especies marinas.
El científico ecuatoriano Inty Gronnenberg fue condecorado por el presidente de la República, Lenín Moreno, en enero de este año por su invención de una turbina concebida para recoger este tipo de basura de los ambientes acuáticos. Por su invento, el ecuatoriano fue reconocido previamente como “inventor del año” por la revista MIT Technology Review.
Gronnenberg ha mantenido reuniones con el alcalde de Quito, Jorge Yunda, en las que han conversado sobre la posibilidad de utilizar la máquina en la limpieza de los ríos capitalinos.
Y el Estado también busca hacer su parte en el combate a la polución generada por los plásticos. Como parte de ello, el Gobierno incluyó en el proyecto de Ley de Reactivación Económica enviado a la Asamblea un tributo específico al uso de fundas plásticas.
La propuesta consiste en que los clientes de negocios que tengan más de dos sucursales que hagan uso de estos elementos paguen $ 0,10 por cada unidad. La idea es desincentivar el uso de plásticos con esta medida. (O)