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La una: todo lo que venga del norte es válido y tiene que ser asumido sin mayor discusión, sobre todo si en eso se juegan los intereses mercantiles de las grandes empresas y de los grandes empresarios. “EE.UU. ha sido destinado por la Providencia a plagar de males”, decía el Libertador.
Y ahora eso adquiere mucha más significación. De ahí que muchos deseen borrar de la historia esas palabras para que el sentido del neocolonialismo desaparezca.
La otra: una miscelánea de creencias y teorías, marcadas por el gran aparato propagandístico, del que forman parte muchos medios, se instala de modos diversos en la mente de todos, incluso de quienes se declaran nacionalistas. Y, por lo mismo, no piensan ni cuestionan lo que se oculta en ese conjunto.