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El papa Francisco y el mandatario ruso Vladimir Putin tuvieron una presencia destacada en la consolidación de los procesos políticos de paz en nuestro planeta. El primero, tras su elección, en marzo, tuvo frases, discursos y expresiones muy solemnes a favor de la paz y respecto al papel de la Iglesia católica en la vida de los ciudadanos.
Hasta ahora sus palabras invocan un rol mucho más activo a favor de la humildad y en contra de la corrupción. Por su lado, Putin fue la figura determinante para frenar las ansias de guerra de ciertas hegemonías militares y políticas, particularmente en Siria. Y al mismo tiempo ha definido buena parte de la agenda internacional, elevando su voz para impulsar procesos más allá de lo que desean EE.UU. y sus aliados.