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No solo se concentra en ganar votos y un cargo: una campaña debe ser una pedagogía política y ciudadana sobre el significado del servicio, lo público y los imaginarios de la gente en su entorno más cercano. Si la politización ciudadana se debe agudizar, los candidatos tienen una enorme responsabilidad.
Esas viejas prácticas de denigrar al oponente, montar shows con cajas de supuestas denuncias o ‘hacerse el loco’ con sus responsabilidades (en el caso de algunos que buscan la reelección) no ayudan a ese propósito.
Si algo ha cambiado en Ecuador en estos últimos años es que la gente no come cuento. Hay madurez política, mejor información y referentes para tomar decisiones reflexivas y argumentadas. Por eso, esta campaña debe ser más política.