Publicidad
En días previos al 25 de noviembre, el famoso “Black Friday” (viernes negro), día de mayor frenetismo para las compras en los Estados Unidos, las empresas de publicidad del país promocionaban las bondades del consumo digital y las posibilidades de endeudamiento a través de las tarjetas de crédito. Aún no tenemos cifras de cuánto gastaron los ecuatorianos ese día, pues gracias a Internet adquirieron productos de cadenas internacionales que pueden ser recibidos en pocos días y en la comodidad del hogar.
Lo que sí sabemos con exactitud es que en este año (de enero a octubre) el represamiento crediticio con tarjetas de crédito, o dinero plástico, tuvo un incremento de casi el 63% en comparación con 2010.
El año pasado se registró un monto que superó los $ 106 millones y la deuda actual llega casi a $ 173 millones. No olvidemos que en este monto no está incluido el consumo del “Black Friday”, y menos el del “Cybermonday” (lunes cibernético, 28 de noviembre), como tampoco las compras de diciembre, que para los ecuatorianos es el mes de mayor endeudamiento.
Las primeras interrogantes sobre el tema están relacionadas a nuestra capacidad de pago y si estamos haciendo buen uso de las tarjetas de crédito o solamente trabajamos para cancelar los pagos mínimos que exigen los emisores.
Hay preocupación, y muy justificada, sobre la contribución en la sobredimensión de la burbuja que en cualquier momento puede explotar, como ocurrió en los Estados Unidos, donde cientos de miles de ciudadanos perdieron su récord crediticio, el trabajo, vehículos y viviendas.
El dinero plástico es necesario, pero exige disciplina para no caer en el consumismo, que nos induce a comprar cosas que no necesitamos. Las fiestas de Navidad y Año Nuevo están cerca y debemos revisar nuestras necesidades más inmediatas.
Las facturas de los servicios básicos de agua y electricidad se disparan por el calor y el derroche de luces que engalanan nuestros hogares.