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Venezuela es un problema regional. Como parte de la comunidad latinoamericana, merece la preocupación de todo el hemisferio. Si algo nos ha enseñado Colombia es que el diálogo es la única forma de resolver los problemas. De ahí que es urgente que ambas partes dialoguen con el objetivo de cesar la violencia cuanto antes.
Lo mismo tiene que ocurrir con la desinformación. El jueves, por la noche, pseudoperiodistas esparcieron rumores sobre el estado de salud de Leopoldo López. Incluso un exprecandidato a la presidencia de EE.UU., Marco Rubio, se hizo eco de esa versión falsa. Por eso resulta ingenuo creer que el conflicto venezolano se reduce a una lucha entre defensores de la libertad contra una tiranía.
De alguna manera, esta guerra de rumores hace más viable que sea la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) la que trate el problema, y no la OEA, donde la voz cantante la tiene Estados Unidos, con Donald Trump al frente. (O)