Publicidad
El hámster es un roedor pequeño que generalmente se lo usa para hacer experimentos con él en laboratorios. También se utiliza como mascota y se lo muestra en una rueda sin fin que da vueltas, pero el animal no se mueve de donde está y es la rueda la que gira interminablemente.
Aquello equivale a una marcha sobre el mismo terreno, que no avanza hacia ningún lugar. Más o menos así fue el tedioso proceso para que la Federación Ecuatoriana de Fútbol ceda los derechos de transmisión a la misma compañía a la que inicialmente había adjudicado el negocio. En medio del proceso de conceder y no conceder los derechos salió a relucir una infinidad de ideas, pero nunca se llegó a lo profundo, a la forma como se maneja el fútbol nacional.
Así llegara un hada madrina o un mago y convirtiera a Carlos Villacís en el mejor dirigente de fútbol del mundo, sería tarde. Porque incluso lo que hace bien es cuestionado por periodistas e hinchas, por su pasado como dupla de Luis Chiriboga. Villacís tomó una postura radical y de poco consenso, excepto con los dirigentes de los clubes, quienes -casi en su totalidad- lo apoyaron para dirigir el fútbol ecuatoriano.
El primer error notorio de Villacís fue perdonar al técnico Gustavo Quinteros después del audio que se hizo viral y en el cual señalaba que la selección ecuatoriana no merecía clasificar al Mundial. Y luego, cuando faltaban solo dos partidos para el final de las eliminatorias, decidió despedirlo. En el caso de los derechos de las transmisiones de los partidos de fútbol, Villacís debió apoyarse en los clubes para resolver un tema legal que le impedía cerrar un acuerdo definitivo con la empresa de ‘Paco’ Casal.
La incidencia de ‘Dalo’ Bucaram complicó una relación que había comenzado con una fiesta en el Palacio de Cristal, a la cual solo fueron invitados los periodistas de los medios que no cuestionaron las gestiones del presidente. Después de la peor crisis sufrida por el fútbol nacional tras las revelaciones del FIFAGate, nunca se hizo una cirugía mayor, nos conformamos con ser un laboratorio y dar vueltas sin fin. (O)