Bastaría con revisar el análisis de un acérrimo opositor como Henrique Capriles para acabar con los enfoques informativos sobre los hechos violentos ocurridos en Caracas. Los policías, y mucho menos los partidarios del Gobierno, no asesinaron, dispararon o golpearon a la gente.
Las marchas pacíficas del sábado lo demuestran. La violencia perversa está planteada y fomentada por esos sectores fundamentalistas, radicales y de extrema derecha. De eso no cabe duda.
Y como si fuese poco, la prensa internacional ha exacerbado la situación con un eje, supuestamente analítico: el Gobierno no puede seguir más. Si bien la situación económica es compleja, no se justifica de ningún modo la violencia ni los intentos por tumbar a Nicolás Maduro, tal como lo exponen los ‘analistas’.