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Al parecer, es la voz de un alto dirigente político, de un partido de oposición muy bien identificado. Pero sea quien sea, toda la reacción de odio que provoca con sus expresiones contra Manabí por votar a favor del candidato que ganó la primera vuelta no se justifica ni entiende. Claro, como es ese dirigente y los mensajes y comentarios en redes sociales son de la oposición, en la prensa comercial no sale nada ni se critica a nadie.
En otras palabras, se autocensuran por favorecer a sus candidatos. Lo de fondo es otra cosa: ¿por qué tanto odio a los manabitas? ¿Solo porque votaron (como lo han hecho estos diez recientes años) por otro movimiento político? ¿El más vil de los argumentos (el de que “el terremoto no les sacude el alma”) justifica una campaña para que nadie vaya este feriado a Manabí a disfrutar de sus playas, comida, paisajes y gente? No, eso nace de mentes deformadas y llenas de odio.
¿Y qué pasa con Esmeraldas, Guayas o Santa Elena, que también votaron a favor del mismo candidato? ¿Ya nadie debe ir a sus playas? Esas expresiones solo retratan de cuerpo entero a quienes no son democráticos y ocultan sus verdaderas fobias. (O)