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Desde los años ochenta se construyó en Ecuador un ‘formato’ bancario de la prensa: parecería que solo con el poder financiero era posible sostener un negocio llamado medios y por tanto solo a partir de eso se entiende lo ocurrido estos días con determinados canales y periódicos.
Más cuando vemos que los poderosos de la prensa, gracias a la Constitución y a la Ley Orgánica de Comunicación, quedaron fuera de su control y ahora intentan volver con el uso de partidos, candidatos, periodistas y encuestadoras. Y ahí no son para nada ajenos los exdueños del Filanbanco.
Desde su huida a EE.UU. (donde reciben protección total) son coprotagonistas de la política nacional. Ahora aparecen con más descaro. Suponen estar listos para recuperar su poder. Y para eso tienen a la mano a ciertos periodistas y medios, tal como lo hicieron durante más de dos décadas.
Está claro que ya la política no se define por el nivel de participación ciudadana activa en los debates ni por los imaginarios políticos sino por la incidencia de los medios en la elaboración de mensajes, escenarios y situaciones políticas con base a intereses concretos de banqueros poderosos. (O)