Publicidad
Nunca antes había ocurrido y jamás los antiguos presidentes y miembros históricos de la Unión Nacional de Periodistas (UNP) lo habrían admitido. Los de ahora dirán: “Los tiempos cambian”, pero parece que en este caso ni retroceden ni avanzan. Todo lo contrario.
Es muy simbólico que en el “mayor acto” de la prensa “libre e independiente” la estrella central sea el embajador de los EE.UU.
Y ocurre cuando el Gobierno de ese país, con su portavoz encargado, hace declaraciones que acá son tergiversadas, malinterpretadas e incluso omitida la parte más importante. ¿Barack Obama o el señor Patrick Vantrell pedirán una rectificación a los diarios que cambiaron esa declaración? ¿O esos mismos diarios y periodistas (que ahora se emocionan de tener al embajador entre sus invitados y/o miembros de honor) harán la rectificación respectiva para ser coherentes con lo que demandan del resto?
Solo hay que exigir coherencia en todo y parece que eso de libres e independientes, una vez más, se vino al piso. Esos “periodistas” que luchan por una supuesta libertad han repetido en más de una ocasión que no se someten a ningún poder ni a ningún gobierno.
¿Y ahora? ¿Estados Unidos no es ningún poder? ¿El embajador no es el representante de un gobierno? ¿No se trataba de un acto exclusivamente periodístico? ¿Y qué tal si asistía el embajador de Cuba o de Bolivia para impregnar su mensaje de libertad y respeto a la libertad de prensa? ¿Los habrían dejado expresarse, ya que son esos supuestos periodistas los mayores defensores de la libertad de expresión?
La verdad no exige fuerza, ahí están los hechos. Es lamentable y triste que esa organización gremial llegue al extremo vergonzoso de apoyarse en el mayor poder mundial, militar y económico para sustentar sus tesis políticas.