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El Telégrafo

Cuando hay que mentir para salvarse de ser abusada

18 de noviembre de 2018 - 00:00

Mentir no debería ser la lógica para que una joven se salve de ser abusada sexualmente por un chofer de taxi: “Soy portadora de VIH y tengo sífilis”. Eso fue lo que le pasó a una joven mujer en Guayaquil cuando tomó uno de estos vehículos de la empresa Cabify. Este tipo de delitos ni siquiera deberían ocurrir, pero lamentablemente mujeres, niños, ancianos y hombres también siguen siendo sujeto de abuso, maltrato, vejaciones, discriminación, marginación y una serie de violaciones a sus derechos humanos.

No importa la nacionalidad del individuo que cometió el delito, lo que importa es que mientras unos luchan por cambiar o mejorar la sociedad en la que vivimos, hay otros que se empeñan en lo contrario, justificándose después en que estaban drogados, en que son enfermos o que sufrieron algún tipo de trauma durante su infancia. El rescate de los valores es una ardua lucha que debe iniciarse en el hogar -trillado sí- pero es la realidad. Es el entorno familiar el que a ese ser, que está en formación, le da las guías para que transite su camino promulgando y practicando los valores aprendidos y que a su vez los replique por donde vaya. Luego es trabajo de los maestros continuar con la formación de ese niño cuando se transforma en adulto; tienen que proteger la integridad física y mental de quienes son llamados “el futuro de la patria”, y para ello es vital que tanto en el hogar como en las aulas se les dé las herramientas necesarias para que puedan defenderse. No hay que ocultarles situaciones que a lo mejor a los adultos nos parecen fuera de tono, ya que, quizás ante su curiosidad, averiguarán en otras personas que probablemente no les den una respuesta pertinente. Un ejemplo: una madre llevó a su hijo de 11 años a ver la película Bohemian Rhapsody. Le dijo que durante la trama dos hombres se besaban. Le explicó la situación al niño para que no se sorprendiera y este le contestó: “Sí, son gays, ¿y qué pasa?”.

Ella le aclaró qué era ser gay y que por ignorancia, a veces, la gente los odia. Él, luego, no entendía por qué los odiaban y vulneraban sus derechos. (O)

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