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Ecuador se ha constituido en uno de los garantes del proceso de diálogo entre el Gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Aquella buena noticia revela estos nuevos tiempos y, además, la confianza en nuestro país, es un acto de absoluto reconocimiento a nuestra gran vocación pacífica y a la necesidad de abonar a una consolidación sostenida de nuestra región como un territorio de paz.
Todo lo que se haga para encontrar una salida al conflicto armado en Colombia -de cajón- también garantiza otro tipo de relación fronteriza, integración económica y una mayor interrelación entre las dos naciones. Por tanto, mientras más pronto y efectivo sea el resultado final, no solo que tendremos mejores condiciones para los procesos democráticos de Colombia, sino que se ampliarán las posibilidades de mayores sueños y proyectos comunes.
Si eso ocurriese este año, también podría significar un gran hito tras el estímulo recibido por las negociaciones con las FARC. Y a la postre, como es obvio, para Ecuador será de una enorme satisfacción haber contribuido con esos anhelos. (O)