A un año de vigencia de la Ley Orgánica de Comunicación (LOC) los balances cuantitativos y cualitativos afloran con ciertas revelaciones. La principal: las condiciones para la libertad de prensa y para los periodistas han mejorado notablemente, aunque todavía no estemos en el mayor de los ‘paraísos’.
Y a eso se une una intensa disputa que ha derivado en un mejor servicio informativo, más allá de las ‘intensas’ búsquedas de problemas y hasta supuestas persecuciones. ¿Se publica sin contrastar? ¿Hay más o menos racismo en ciertos programas? ¿La investigación se sigue confundiendo con difamación y persecución? ¿Las crónicas son tribunal y tribuna para descargar misoginia, intolerancia y xenofobia?
Sin embargo, hay otro hecho real y comprobable: la garantía de los derechos, tanto para los trabajadores de la comunicación como para los ciudadanos, en relación con los medios de prensa, está vigente como nunca antes. Que no les guste a algunos empresarios mediáticos y sus acólitos y empleados es otra cosa.
Prueba de ello es el informe anual de Reporteros Sin Fronteras: Ecuador subió 24 puntos en libertad de prensa. ¿Eso se ha publicado y difundido con la misma intensidad con la que se han hecho noticias ‘mundiales’ las decisiones de la Superintendencia de Comunicación? No, porque hay discriminación en las noticias de determinados temas.
Si esa entidad foránea ha mostrado esa evidencia, ¿de dónde salen los otros informes que desprestigian al país? ¿De grupos de corte conservador, con claros intereses y conexiones empresariales?
Pero la pregunta de fondo es: ¿qué dice la ciudadanía ecuatoriana? Y por lo que muestran determinadas encuestas y sondeos, no existe persecución, periodistas presos y mucho menos ausencia de libertad de prensa o de expresión. Y las pruebas están ahí: hay programas de opinión, columnas y notas periodísticas con absoluta ‘impunidad’ para cuestionar y hasta, en determinados casos, mentir, sin que ello constituya la tónica generalizada.
En realidad no les gusta que determinados gerentes, accionistas y auspiciantes de los medios comerciales impongan la agenda informativa y editorial. Y por eso hay una disputa expresada a través de ciertos actores políticos, como aquel personaje de la televisión que recogía firmas para la revocatoria del mandato del Presidente de la República y ahora aboga por hacer una colecta filantrópica para ‘salvar’ a un periódico quiteño.
La realidad irá sembrando verdades y certidumbres en los ciudadanos sobre los verdaderos efectos de la LOC. Incluso para mejorarla si hace falta, para incluir ajustes en artículos y procedimientos, que sea esa realidad y la experiencia, pero jamás los intereses particulares, y menos los empresariales.
