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El papa Francisco publicó su segunda exhortación apostólica titulada ‘Amoris laetitia’ (‘La alegría del amor’) que aborda cómo debe afrontar la Iglesia católica los desafíos de las familias modernas. En lo fundamental Francisco allanó el camino para que los divorciados puedan tomar la comunión, algo impensado hasta ahora. También abre la puerta a las uniones de hecho y reitera su rechazo al matrimonio entre homosexuales.
Mientras, la Corte Constitucional en Colombia aprobó este último. Y lo hizo tras un largo debate en este país donde la mayoría de su población es católica. Entonces surge esa paradójica y provocadora discusión alrededor de los derechos civiles de los ciudadanos, por encima de las creencias religiosas. A la vez los dos Estados sientan un histórico precedente para garantizar nuevas perspectivas legales en ambos casos.
En la dinámica social del presente siglo la decisión colombiana aparece como un avance y la del Vaticano como algo que se ha demorado demasiado tiempo. Y en los casos habrá resistencias con las respectivas confrontaciones y, quién sabe, con algún retroceso. (O)