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Por lo visto, el uso político neoconservador de la ecología y la defensa de la naturaleza no deja de sorprender. La contaminación causada por la petrolera estadounidense Chevron es un hecho, hay una sentencia, unos perjuicios constatados y unas víctimas que todavía sufren los efectos.
Pero los neoecologistas y todo su aparato propagandístico mediático de eso no hablan ahora. No hacen campaña, ni comentarios y mucho menos extensos análisis. Dirán que están muy preocupados del bloque ITT.
Sí, tan preocupados por lo que no ha ocurrido y pronostican desde prejuicios. De ahí se revela el uso político cuando no se pronuncian en un clamor vital para que Chevron pague la indemnización, tal como ordena una sentencia y clama la población amazónica.