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Si como estadounidense también fue espiado por aparatos de seguridad que se alimentaban de mucha información confidencial -nadie sabe exactamente para qué fines-, si como gobernante de la potencia militar más grande no garantiza a sus ciudadanos su privacidad, si como Premio Nobel de la Paz tiene al mundo en vilo porque recibe informes falsos de sus aparatos de seguridad, entonces el presidente de EE.UU. tiene graves problemas y un reto enorme para consigo mismo y el resto del orbe.
No es cualquier tema el que tiene en sus manos. Si se decide a revisar su política y aparato de seguridad, quizá sea deglutido por fuerzas impenetrables. Si los mantiene, su prestigio seguirá decayendo, por ser el responsable de algo que no creó ni de lo cual se ha beneficiado políticamente.
Entonces, irónicamente, necesita ayuda externa, apoyo político responsable y una enorme voluntad para afrontar una transformación global para sanear su propio país.