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Los más adustos y sesudos analistas (principalmente de la llamada prensa ‘libre e independiente’) han forjado una idea que no cuaja ni en sus más allegados lectores y seguidores: tener un sistema de partidos políticos con muy claras definiciones ideológicas.
Y eso pasa por una clara orientación en sus propuestas y en los planes de gobierno, pero también para que las alianzas políticas -en caso de darse en temas electorales- consoliden una firme corriente ideológica y programática. Pero los actuales movimientos, líderes y partidos no les hacen caso a esos analistas. Al ver cómo se comportan en estos días, lo que prima es el cálculo electoral, cómo vencer al rival con mejores probabilidades y sin importar para nada el interés de sus electores.
Pero hay algo más que desnuda a los actores políticos: sin asambleas, convenciones, congresos, o como quieran llamar al espacio democrático interno de esas organizaciones, han tomado algunas medidas para hacer alianzas y pactos. ¿Dónde han quedado esas elocuentes declaraciones de que “todo se hará previa consulta a nuestras bases”? (O)