La comunicación ya no es lo que era, mucho menos lo que algún sector espera: un patrimonio de unas familias o grupos poderosos, que se consideran herederos y única voz por siempre de lo que se debe decir y publicar. Ahora se multiplican los canales, las fuentes y los medios de comunicación para bien de la democracia, de las audiencias y de la misma sociedad.
Por eso, a costa de parecer autorreferenciales, queremos agradecer la recepción y la acogida a nuestra edición Regional Centro, que desde ayer circula en las provincias de Tungurahua, Chimborazo, Cotopaxi, Pastaza y Bolívar. Con ello cumplimos con un compromiso establecido hace más de un año con nuestros lectores: llegar lo más cerca de ellos, en sus propios espacios y territorios para expandir sus realidades, dialogar con otras zonas y promover su presencia como actores fundamentales de la transformación de este país.
Y, con ello, cumplimos con otro propósito y deseo que en Ecuador está latente desde hace tiempo: contar con un periódico verdaderamente de alcance y contenido nacionales. Luego de la positiva experiencia de la Regional Sur (que ha incrementado la lectoría, la circulación y las ventas), creemos que la Centro va a gestar otra forma de vincular al periodismo público con la gestión productiva, cultural, educativa y económica, comunitaria y privada, para establecer mejor relatos de la cotidianidad.
Ojalá no demoremos más en la concreción de otros grandes anhelos institucionales de este diario: ediciones regionales de otras zonas del país, publicaciones especiales dominicales y más y mejores suplementos especializados. Con ello estaremos dando un salto importante en el campo de la comunicación y fortaleciendo el concepto de lo público como un sustantivo propio, y no como el adjetivo que usan contra nosotros quienes creen que solo lo privado es válido y digno de apoyo.