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Las primeras medidas propuestas por el designado ilegalmente como presidente de Brasil revelan el real propósito del golpe de Estado: la flexibilización laboral y del sistema jubilatorio, un pedido del principal financista del juicio político, la Federación de Industrias del Estado de San Pablo.
Con esto y otras medidas más, anunciadas el miércoles pasado, no solo que retoma el modelo neoliberal más ortodoxo, sino que además paga todos los favores del aparato empresarial y mediático, principal resorte y soporte de Temer. Y ahora también queda muy claro el rol jugado por la prensa, unos supuestos y muy difundidos analistas y las cadenas internacionales. Todo eso configura esa nueva modalidad de golpe de Estado blando, ‘parlamentario’ y mediático con fines absolutamente protervos.
De ahora en adelante queda ver hasta dónde todo lo conquistado en materia social, en derechos humanos, sociales y económicos se podrá sostener. El espejo del futuro que se avecina para Brasil lo tenemos ya en Argentina. Y queda por saber qué hará el aparato mediático con los procesos de corrupción contra Michel Temer. (O)