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Con el inicio de las inscripciones para los centros educativos del régimen Sierra y Amazonía soportamos de nuevo muchos lugares comunes. Entre ellos las imágenes que proyectan los canales y algunos periódicos: no hay bancas, ni escuelas, ni condiciones para estudiar decentemente.
Las preguntas que no nos hacemos -y los medios privados y comerciales mucho menos- es si la cantidad de niños y jóvenes que optan por estudiar es mayor o menor que la de hace algunos años. Y, además, si ellos -que definitivamente son más- tienen la misma oferta de escuelas y colegios fiscales.
La realidad es otra: cada vez estudia más gente pobre porque hay condiciones para ello. Asimismo, ahora los centros educativos públicos reciben más estudiantes que los particulares. Simple.