El mundo atraviesa por enormes retos frente a la crítica situación económica. En todos los países hay estrategias y medidas para salir de ella del mejor modo. En el nuestro se analizan varias; pero la principal debería ser que nada afecte a los más pobres ni a todo lo logrado en estos años. Para eso hay que revisar aquellas prebendas o privilegios arrastrados hace décadas.

Ahora más que nunca deben sobresalir esas expresiones de solidaridad, políticas de equidad y buscar la mayor igualdad social posible. Sí, porque todo lo alcanzado en esta última década no puede destruirse para afrontar las dificultades económicas mientras se favorece a los mismos de siempre.

Mucho menos es hora de honrar modos y modelos de exclusión, bajo el pretexto de reducir el gasto fiscal o atender al sector privado y al mercado como las tablas de salvación de todo. Por eso es necesario debatir colectivamente las medidas económicas que favorezcan la equidad. Más allá de los grupos que se opusieron a una ley de justicia social el año pasado, las fuerzas sociales son conscientes de que esa es la única vía para salir adelante y generar oportunidades para todos los ecuatorianos.

Si cada uno vela por sus intereses o insiste en mantener las mismas prácticas, solo ahondará el conflicto político que quieren estimular los precandidatos y los grupos proselitistas que ya están en campaña electoral y lo distorsionan todo. (O)