Tras el bochornoso acto de la Unión Nacional de Periodistas (núcleo de Pichincha, que se arroga la representación nacional sin ninguna legitimidad), donde evidenció su poca y hasta baja calidad política para entender su rol social ante sus agremiados y ante el país, bien caben dos consideraciones puntuales.

Uno: un gremio como el que preside un periodista del diario El Universo debe asumir toda la independencia que reclama para el resto de la prensa. Y eso implica no afiliarse y menos someterse a gobiernos y/o posturas ideológicas ajenas a los principios que constan en los estatutos de dicha entidad. Al haber violado eso, su presidente no solo debe pedir disculpas a sus agremiados sino presentar su renuncia. Si no lo hace y, por el contrario, endilga respuestas en calidad de “zapateo” o capricho infantil, evidencia que estuvo muy de acuerdo con la presencia de un embajador que no tiene nada que hacer en un acto político de esa naturaleza.

Dos: ¿Qué dicen los agremiados? ¿Es cierto que algunos presentes en el acto bochornoso se fueron al mirar la entrada del embajador estadounidense? ¿Qué nivel de rendición de cuentas van a exigir a su presidente y directiva por colocar a su gremio en el pedestal de una confrontación política en la que ya incluyen a gobiernos extranjeros? Tanto hablan los directivos de la UNP (y los que llegan ahora de “militantes” del gremio cuando antes no solo que lo ofendían sino que lo despreciaban) de los poderes, que el que ejercen no lo sostienen en función de sus agremiados sino para enarbolar banderas de un liberalismo rancio. Y si de tanta transparencia hablan y exigen al resto, que muestren las cuentas de sus finanzas para saber si es cierto que no tienen un solo centavo ajeno al que supuestamente ponen sus agremiados.