En épocas de tensión social y política, nos preguntamos qué podemos hacer cada uno para remediar los conflictos, para hacer de nuestra sociedad un nicho ideal que sea habitado por nosotros y nuestros hijos. Nos preguntamos a qué sitio pertenecemos y qué nos hace partícipes de una identidad colectiva. Indagamos en nosotros qué significa poseer un patrimonio en común.

Más allá de la definición que pueda ofrecernos la Real Academia de la palabra ‘patrimonio’ es importante anotar qué implicaciones reales, de campo, si puede así decirse, tiene este término en nuestro diario vivir. El patrimonio, más que bienes que tengan que ver con cuestiones económicas, es el acervo cultural de un grupo humano, con sus tradiciones, con la identidad que se va construyendo con los años en un territorio determinado. Así, podemos identificar al patrimonio con un bien común que sobrepasa la categoría económica.

Y si es este un bien común, se puede decir que lo construyen los hombres y mujeres de un país, sin casi saberlo, sencillamente, con su aporte diario al desarrollo de su comunidad. El patrimonio artístico, que en un principio podría parecernos de carácter privado, se erige en un contexto determinado, en unas condiciones específicas, como elemento constitutivo de la cultura. La obra de arte es del artista, pero también de quienes se encuentran en el mismo entorno de este.

Por supuesto, con la posesión de un bien común, como derecho, también existen responsabilidades. Así, la conservación del patrimonio no solo es un deber de las instituciones, privadas o públicas, sino también es una labor de los integrantes de la comunidad, que deben proteger su ancestralidad, la herencia cultural que se transmitirá a sus hijos como el legado más valioso. La perpetuación de la especie no se limita a la transmisión de genes o bienes materiales, sino que se lleva a cabo, exitosamente, cuando el hombre es capaz de legar a sus hijos su pasado y su futuro.

Porque el pensamiento de los hombres y su obra son patrimonio, no importa su nombre ni condición social.