Todo parte de cómo nos relacionamos y miramos al mundo desde nuestra condición de seres vivos (humanos); de cómo asumimos nuestro rol como individuos en una sociedad y en un entorno natural y cultural,  diverso. Sin embargo, esa forma de aproximarnos a lo “otro”, a lo que nos han hecho creer que es “ajeno” e “inferior” a nuestras vidas, ha sido intervenida por un sistema económico  y de valores que  superpuso la comodidad del ser humano sobre cualquier otra cosa.

Y justamente fue a la naturaleza  a quien  se  ajustó (¿sometió?) a la comodidad de los individuos, mas no a sus necesidades básicas, pero sobre todo a su modelo consumista. Se configuró un sistema, responsabilidad de todos, basado en el consumo absurdo de recursos naturales, creyendo que estos pueden regenerarse infinitamente y olvidando los límites físicos y éticos de la naturaleza.

“Y no se trata de pronosticar con estos elementos un  futuro caótico o lastimero, o que la tarea sea la transición de un ‘absurdo’  antropocentrismo a un ‘necesario’ biocentrismo; la tarea consiste en asumir responsabilidades...”Además, este consumo ha generado desechos que pocas veces se pueden reciclar o reutilizar. Hemos superado la capacidad de producción y reproducción  de bienes y servicios ambientales que  provee la Tierra, y que nuestra huella ecológica, que mide la cantidad de recursos naturales que necesitamos para el desarrollo pleno de nuestra vida, es mayor a lo que la naturaleza puede abastecer. ¿Sabemos la huella ecológica de cada uno de nosotros?

Y no se trata de pronosticar con estos elementos un futuro caótico y lastimero, o que la tarea sea la transición de un “absurdo”  antropocentrismo a un “necesario” biocentrismo; la tarea consiste en entender (e interiorizar) las repercusiones reales de nuestras actividades en la vida diaria, así como  demandar nuevos modelos económicos y sociales que apuntan a un uso más sostenible de los recursos naturales.    

En este sentido, lo fundamental es  reconocer lo que ya se planteó: la naturaleza  tiene límites físicos y éticos, y es la que posibilita, a partir de sus elementos naturales, culturales y simbólicos, la reproducción de nuestra vida. Como una más de las especies del Planeta hay que  vivirla desde esas dimensiones. Al estar inscritos en la región más rica en términos de biodiversidad, debemos hacerle justicia a ese privilegio que pocos tienen.