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El Telégrafo

Editorial

La memoria de uno es la memoria de todos

La memoria de uno es la memoria de todos
20 de abril de 2015 - 00:00

Aunque parezca increíble, el ejercicio de la memoria es el menos frecuente en nuestra sociedad, de modo colectivo. A pesar de las conmemoraciones, fiestas nacionales y homenajes, es fácil para las personas olvidar, sobre todo aquello ominoso, cruel, lo que en realidad representa una vergüenza para el género humano. Así, es fácil olvidar cómo algunos grupos han sido oprimidos, cómo el hombre, sin conciencia, se ha tornado en el asesino del hombre.

Dada la aparente amnesia que nos acomete como grupo, es necesario, definitivamente, que existan aquellos que rescaten las memorias de uno, de una comunidad, de todos, aunque sean dolorosas. El ejercicio de recordar, a través de imágenes y de palabras, es necesario, precisamente para que lo malo, lo cruel, no se repita. Y es que la fragilidad tiene nombre de mujer y hombre, la fragilidad de la memoria de los seres humanos.

Llama la atención que los hombres ‘revivan’ públicamente cuando mueren, es decir, que se hable de ellos incansablemente en redes sociales, se citen sus palabras, se pueble la red de sus fotografías, si tiempo antes de fallecer la gente no se daba prisa en apreciar su obra, o en reconocerla, en el caso de los neófitos de cualquier arte. Llama la atención porque eso nos da cuenta de que reparamos poco en la gente que aporta día a día a la cultura, al arte, y que nos volvemos súbitos lectores o críticos cuando desaparecen. Hay que revisar solamente las principales redes para encontrarse con citas —muchas veces fuera de contexto—, retratos, pésames y anécdotas —falsas o verdaderas— relacionados con el deceso de alguien famoso. Cualquiera podría decir, siguiendo esta línea de razonamiento, que los noveleros están de más, que quienes importan son aquellos que leyeron o apreciaron en vida al que se fue.

Pero la verdad es que más allá de la novelería, si la muerte de un escritor, pintor u otro artista sirve para que la obra ‘reviva’ y se haga de ella un recuento, pues bueno, así debe ser. Sobre todo cuando la obra de estos emprende los necesarios ejercicios de memoria que requerimos como especie.

Para no olvidar quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes aspiramos a ser.

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