Publicidad
La colonización no es un discurso romántico ni un hecho histórico superado
Muchos han aproximado esta categoría (la descolonización) como un concepto rígidamente académico o utilizado románticamente en los discursos políticos de algunos presidentes latinoamericanos (por algo lo harán). También han señalado que la colonización es un hecho histórico superado, o que al menos, no se lo percibe con una fuerte evidencia, como hace 500 años.
“Es que uno de los logros de la colonización fue eso: hacernos creer que hay diferencia natural y social marcada, y que su sistema de civilización “racional” es la panacea de un supuesto desarrollismo al que todos queremos llegar”.Lo cierto es que desde ese violento y desigual encuentro, entre Occidente y la región andina de América Latina (especialmente), la colonización nos heredó los peores valores que puede tener una civilización, y que ahora se los reproduce naturalmente, como si fueran parte de nuestra matriz histórico-cultural. Como señala el destacado pensador peruano, Aníbal Quijano, “uno de los ejes fundamentales de ese patrón de poder (la colonización) es la clasificación social de la población mundial sobre la idea de raza, una construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación colonial y que desde entonces permea las dimensiones más importantes del poder mundial, incluyendo su racionalidad específica, el eurocentrismo”.
Evidentemente esta taxonomización de las relaciones humanas devino (y deviene constantemente) en actos de violencia, matanza y discriminación hacia diferentes grupos sociales, culturales y diversos sexo-genéricos. Es que uno de los logros de la colonización fue eso: hacernos creer que hay diferencia natural y social marcada, y que su sistema de civilización “racional” es la panacea de un supuesto desarrollismo al que todos queremos llegar.
Por lo tanto, una de las obligaciones de quienes ejercen política pública es entender que la descolonización, además de ser un discurso al que hay que posicionarlo con fuerza, es un objetivo fundamental para emanciparnos totalmente. No vaya a ser que una terminal de aeropuerto se convierta en el próximo destino de otro mandatario latinoamericano.