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Editorial
Cuando la totalidad de la obra refleja una vida y revela al autor
Aunque hay libros que por sí solos golpean lo suficiente como para cambiarle al lector las formas de ver el mundo, a un escritor se lo puede entender solo desde una visión integral de su obra. Por eso el premio Nobel de Literatura considera la producción de toda la vida de un autor.
Los grandes novelistas suelen tener una idea, un rasgo, que atraviesa la totalidad de su producción: para Gabriel García Márquez, por ejemplo, era aquel mundo latinoamericano representado en Macondo, que estaba altamente influenciado por Aracataca, el pueblo donde vivió su infancia. El propio García Márquez diría después que su literatura se basaba en recuerdos de cosas que habían sucedido antes de que cumpliera ocho años. Para el argentino Juan José Saer, era La Zona, un poblado inspirado en su natal Santa Fé. La Zona era el hogar de los personajes que aparecieron en la obra de Saer -a veces protagonistas, a veces al fondo- durante toda su vida.
Ahora, CartóNPiedra les echa una mirada profunda a varios autores a través de una lectura integral de sus obras. En estas páginas aparecen el propio Saer, autor que estableció un ‘programa narrativo’, adoptado por otra generación de escritores, sus herederos. También hay una mirada a J. D. Salinger, autor de El guardián entre el centeno, conocido por la ser el libro preferido de algunos de los asesinos más famosos de la historia: David Chapman, que acabó con la vida de Lennon; Lee Harvey Oswald, acusado de la muerte de John F. Kennedy, o John Hinkley Jr., quien disparó a Ronald Reagan cuando el antiguo cowboy de películas era presidente de los Estados Unidos. Piedad Bonnett, una autora que, al pasarse a la narrativa, conservó algo de la autoexposición propia de la poesía con sus novelas El prestigio de la belleza —a la que ella misma ha llamado una ‘autobiografía falsa’— o Lo que no tiene nombre, en la que muestra las preguntas que le ha planteado el dolor de perder a su hijo Daniel, quien se suicidó en 2011.
La literatura, la que trasciende, siempre encuentra motivos unificadores. A veces los autores son inconscientes de aquello, a veces los lectores no nos damos cuenta. A veces solo hace falta que alguien nos los muestre para que todo tenga sentido. De eso se trata nuestra edición 203.