La selección sub-16 de Ecuador consiguió el domingo anterior el título en la Copa de Naciones, tras vencer en los penales a Paraguay.

El título juvenil conseguido por la ‘Tri’, dirigida por el DT Xavier Rodríguez, es producto de un proceso comandado por el entrenador nacional, que está al frente de esta categoría desde 2008.

El martes pasado, el capitán de la selección, Joel Quintero, entregó el trofeo conseguido en México a la Federación Ecuatoriana de Fútbol, en compañía de Rodríguez, que analiza la participación del equipo.

¿Cómo vivió este título internacional con la sub-16 en México?

No creí que iba a ser tan importante la acogida que tuvo el torneo. Tuve la oportunidad de estar en 2011 en ese país en el Mundial y no había mucha diferencia con esta copa. Tuvimos recelo de jugar el primer partido contra el anfitrión, pero la actitud y sobre todo interpretar bien el juego fue vital. Tal es así que en 5 de los 6 partidos logramos estar siempre adelante en el marcador.

¿De qué manera se vivió la final?

Fue otro vértigo emocional, porque Paraguay venía fuerte después de eliminar a Brasil. El recelo mío fue sobre cómo iban a reaccionar los muchachos cuando estábamos abajo en el marcador. Tomé los riesgos y saqué a un central por un delantero, cuando logramos empatar. Los penales dicen que son una lotería, pero hay que tener personalidad y capacidad.

¿Cómo controlaron el miedo escénico al disputar un torneo internacional?

Siempre existe el miedo. Los jugadores no son robots. Tienen sentimientos y emociones; lo que sí trabajamos siempre es que el miedo existe y no hay que temerle. Eso sirve para activar y funcionar mejor. El problema es la inacción que produce el miedo y cómo lo manejan, pero siempre les decimos que tienen derecho a fallar, que lo perfecto del fútbol es cometer errores. Ellos están conscientes de eso y les sacamos un peso de encima.

¿Cuál es el aporte del fogueo que tienen los seleccionados juveniles?

Ellos vienen de competir en el Sudamericano Sub-15 y hay un grupo base. También se sumaron elementos. Los chicos son como un jardín que florece de la noche a la mañana, entonces hay que estar viendo y tener paciencia para elegir. La competencia internacional les brinda seguridad y experiencia a sus 15-16 años.

¿Cómo es el proceso de ensamblaje de las selecciones que ha manejado?

Si escogemos mal se pierden 4 años, pierde el país porque son la célula del fútbol nacional. Hay que elegir bien. Empezamos con masificación y vemos jugadores. Priorizamos ver a los equipos de la A y de la B. Si tienen condiciones pero no estudian se les exige que lo hagan, porque es muy importante. Si no lo hacen van a comprender poco del fútbol porque hoy es una estrategia.

¿Qué opina del trabajo de los clubes en el aspecto de formación?

Jugadores hay, el material está ahí, pero hay una descompensación en el trabajo. Hay equipos famosos que no hacen bien su trabajo en menores, no por el formador, que son muy buenos en lo que hacen, sino por la falta de infraestructura, de apoyo y la falta de actualización.

¿Qué le deja el hecho de que varios jugadores han integrado todas las selecciones formativas hasta llegar al equipo mayor?

Es un éxito para el fútbol nacional. Yo soy un eslabón en la gran cadena. Reconocer también a los formadores anónimos, que sacan niños de 12-13 años. Es una secuencia de los formadores y eso da credibilidad. Hay jugadores que estuvieron en el proceso de Reinaldo Rueda y llegaron al Mundial (Carlos Gruezo). Esa credibilidad es importante, porque sirve como estímulo para los que vienen atrás.